“Deléitate en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón” Salmo 37:4

Estamos llamados a deleitarnos en el Señor, de hecho, la Escritura nos permite discernir que el fin último del ser humano es vivir para la gloria del Único Dios Verdadero y disfrutar de Él para siempre… Y aquí hay un gran problema para mucha gente: no puedes disfrutar de un Dios que no estás seguro es para ti. Si de algún modo tu corazón está inquieto al considerar que —tu vida ha sido tan decepcionante que seguro Él está en tu contra, que quizás tus pecados ya sobrepasaron el límite de la gracia de Dios y que es imposible que pueda aceptarte o quizás tú seas de los que pienses que lo que Dios te ofrece en Cristo no es suficientemente bueno para ti— entonces tratar de deleitarte en Dios pensando de este modo va a ser imposible.

Esta es una verdad que debería afectarnos profundamente y para siempre. Deberíamos estar asombrados de que el Señor santo, puro y amoroso fue despreciado y rechazado por nosotros ¡Cuán ciegos estamos a las cosas que realmente importan! Deberíamos temblar por el hecho de que los horrores que experimentó Cristo en la Cruz reflejan el odio de Dios por nuestros pecados, y que Cristo voluntariamente los llevó en obediencia a Su Padre…. Ciertamente este es un amor que va más allá de la compresión humana, deberíamos gozarnos en Su obediencia y lo que ella compró para nosotros. Tener convicción de esta verdad dada por medio de Isaías es lo que traerá libertad a nuestro corazón para acercarnos con confianza al trono de la gracia y así deleitarnos en el Señor se convertirá en la pasión que todo lo consume en nuestra vida y por tanto en la pasión que moldea los deseos de nuestro corazón. Si te deleitas plenamente en el Señor, eso conforma tu corazón a Él y, por lo tanto, la promesa se va a cumplir: “Él te concederá las peticiones de tu corazón” Pero va a ser cierto de este modo: te dará todos los deseos de tu corazón que te permitan disfrutarlo al máximo a Él, Él te dará todos los deseos de tu corazón, que están enraizados y enfocados en Él.

Así que corre a la cruz y encuentra el perdón, confía solo en Cristo para que seas salvado del pecado y de la miseria de ser su esclavo. Piensa esto ¿Si Él ha hecho todo esto para salvar a los pecadores, te atreverías a ignorarlo? Lejos este de nosotros el insultarlo de tal modo. Por tanto, ven a Cristo y disfruta de la aceptación. Mira la hermosura del Señor. Siéntete satisfecho en Él y luego deja que tú corazón se vuelva apasionado con los deseos centrados en Dios y que exaltan a Dios en este mundo.

Oración: amado Dios si tan sólo pudiésemos contemplar tu hermosura de tal modo que nos apasionemos por ella, pero por causa de nuestro pecado tú fuiste despojado de toda hermosura para que no te deseáramos desde nuestra carne y por tu misericordia obras en el corazón de quién tú escoges para que sean abiertos sus ojos espirituales y pueda contemplar tu majestad con ellos y pueda desearte… oh Señor obra en mi de este modo, ten misericordia de mí y dame ojos que puedan ver tu hermosura y un corazón que pueda desearte más que cualquier otra cosa en esta vida, multiplica en mi la necesidad de ti y el deseo de conocerte. Amén