Aferrados a Dios en oración

Publicado el 3 de agosto de 2024, 4:40

Hebreos 10:19-22 nos dice que sólo por la sangre e intercesión de nuestro Sumo Sacerdote podemos entrar con valentía al Lugar Santísimo donde mora Dios, considerando esto ¿qué tal si nos aferramos a Dios en oración?  Dios habita más en nuestras oraciones cuando nuestra mente está más concentrada en Él. Por lo tanto, la verdadera oración no es autocomplaciente, sino autocondenatoria y complaciente con Cristo. Por eso, cuando oramos, debemos meditar en cómo el evangelio revela al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo para acercarnos a Dios. Así que, antes de orar, deberíamos detenernos un momento ¿No crees? Tenemos que fijar nuestra mente en este glorioso Padre, este glorioso Hijo y este glorioso Espíritu Santo: cuán maravillosos son, cuán ricos son, cuan plenos son… Nos acercamos al Único Dios Verdadero, trino, y debemos hacerlo de esa manera, meditando en quién es nuestro Dios y luego acercándonos a Él y aferrándonos a cada persona de esta trinidad. Y podemos decir como Samuel Rutherford: “No sé a qué persona divina amo más, pero esto sí sé: amo a cada una de ellas y las necesito a todas”.

Así que venimos de una manera trinitaria, orando con confianza en que las manos de nuestro Padre están llenas de gracia porque las manos de nuestro Salvador fueron traspasadas por nosotros, no siendo incrédulos, sino creyentes. Así que venimos con valentía, viendo que tenemos un gran Sumo Sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, quien fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y para hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:14-16).

Con toda seguridad, podemos decir que nuestro tiempo es siempre un tiempo de necesidad. Tenemos muchas necesidades en nuestras propias vidas, en nuestras familias, en nuestras iglesias. Somos un manojo de necesidades, a menudo como un manojo de ramas, como dijo Robert Murray M'Cheyne. Estamos llenos de necesidades, Llévalas a Dios. Ven a tu Padre que está en los cielos. Corre hacia Él que Él correrá a tu encuentro. Después de todo, Él es el Dios del pródigo. Corre incluso para encontrarse con sus siervos que se han descarriado y que regresan a Su encuentro. Y te besará. Se acercará a ti y te besará con los besos de Sus labios, y correrá hacia ti con piernas de misericordia. Matthew Henry dice del padre del pródigo que corrió con piernas de misericordia y lo envolvió en brazos de misericordia y lo besó con labios de misericordia y lloró sobre él con lágrimas de misericordia. Oh, Dios ama a un aquel que regresa a Su presencia lamentándose por no haberse aferrado a Él y que llora en su interior suplicando: "Oh Dios, déjame aferrarme a ti". Dios viene y te aferra. Y esa es la mayor bendición, te aferra. Y cuando te aferra, tú puedes aferrarte a Él. ¿No es eso lo que Jacob hizo en Génesis 32:22-32? Se aferró a Dios, y fue mudado en otro hombre. Oh, amada Iglesia levantémonos de nuestra falta de oración y aferrémonos a Dios Todopoderoso, confiando en Él, creyendo en Él, creyendo en el carácter trinitario, como Efesios 2:18 dice: “Porque por medio de Él (Cristo) los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre

Valoración: 5 estrellas
6 votos

Añadir comentario

Comentarios

Shirley García
hace 3 meses

🙏🙏🙏