"No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:24b, 25, 31 y 33
La meta del reino de Dios es liberarnos de la preocupación, Dios no tiene necesidad de mantenernos preocupados para establecer Su poder y superioridad. En lugar de eso, Él engrandece Su poder y superioridad eliminando nuestra preocupación. Si has aceptado Su invitación y has nacido de nuevo; si te has alejado del pecado y sigues a Jesús como Señor en la obediencia de la fe, Su deseo para ti es que no estés preocupado por nada, sino que disfrutes de una profunda serenidad, paz y seguridad. El Señor nos dice reiteradamente: “No os preocupéis…” En otras palabras, cuando pienses en tu vida, tus necesidades materiales, tu cónyuge, tu trabajo o tu ministerio, no te angustie por ello. En su lugar haz de Dios el rey en ese asunto y en ese momento. Deja la situación a Su poder glorioso, y haz Su justa voluntad con la certeza de que Él obrará por ti y te dará el pan de cada día. Buscar el reino de Dios primero en todo asunto y todo momento de la vida es una forma emocionante de vivir. Es una vida repleta de libertad, paz, gozo y aventura—y dificultades; y todo vale la pena. Si creen en el reino de Su Padre celestial, no necesitan preocuparse por nada.
"No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis”. ¿Por qué? “Porque la vida es más que el alimento y el cuerpo más que la ropa”. ¿Qué significa esto? Tenemos la tendencia de preocuparnos sobre la comida y la ropa porque hay por lo menos tres cosas que perderíamos si no tuviéramos comida y ropa. Primero, perderíamos algunos placeres, la comida sabe bien. Segundo, perderíamos algunos elogios humanos y miradas de admiración si no tuviésemos ropa bonita. Tercero, perderíamos una larga vida si no tuviésemos comida... Por lo tanto, nos preocupamos por la comida y la ropa porque no queremos perder placeres humanos, halagos humanos, o una larga vida. Pero, si te sientes oprimido por la preocupación debido a estas cosas, haz perdido la visión de la grandeza de la vida -La vida no se nos ha dado principalmente para los placeres físicos, sino para algo más grandioso: disfrutar de Dios. La vida no se nos ha dado principalmente para la aprobación del hombre, sino para algo más grandioso: La aprobación de Dios. La vida ni siquiera se nos ha dado primordialmente para que se prolongue en esta tierra, sino para algo más grandioso: la eternidad con Dios en la era por venir, es por ello que para todo creyente morir en muchísimo mejor que cualquier otra cosa, porque la muerte hace completamente perfecta nuestra comunión con Dios porque le veremos cara a cara.
"Buscar el reino de Dios primero en todo asunto y todo momento de la vida es una forma emocionante de vivir"
Entonces no deberíamos estar preocupados por la comida y la ropa porque la comida y la ropa no pueden proporcionar las grandes cosas de la vida—el disfrutar de Dios, la búsqueda de su favor lleno de gracia, la esperanza de la eternidad en su presencia. Nos preocupamos por la comida y la ropa y cualquier otra cosa temporal en el mismo grado en que perdemos la perspectiva de los grandiosos propósitos de una vida centrada en Cristo.
Oración: amado Señor tú eres digno de que nosotros te deseemos más que cualquier otra cosa, y nosotros oh Señor realmente necesitamos vivir de este modo y a menos que tú obra nos convenza de ello seremos esclavos de lo temporal. Perdónanos Señor, limpiamos y capacitamos para vivir convencidos que fuimos creados para la eternidad y no para lo pasajero, por tanto, oh Dios obra en mi para que aquello que es temporal no me haga olvidar de lo más importante: disfrutar de ti y poner mi vida al servicio de aquello que es más provechoso para tu obra en tanto que mi alma permanezca unida a mi cuerpo. Amén
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