“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa” Mateo 5:14-15
Tan imposible como es ocultar una ciudad ubicada en una montaña y tan insólito como es encender una luz para luego colocar algo encima de ella para ocultar su brillo, así un verdadero cristiano no puede esconderse, no puede ocultar aquella luz que le ha sido dada, si en verdad tiene la luz de Cristo es imposible que pueda ocultarla. Así también es absurdo que siendo luz no iluminemos a nadie, es absurdo decir que somos cristianos, decir que creemos en Cristo si nuestra vida no lleva luz a los demás.
La vida de todo aquel que ha creído en Cristo tiene un propósito y es lo que el Señor señala en el verso 16 de Mateo 5 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” este no es un llamado a exhibirnos, es un llamado a vivir la nueva vida que nos ha sido dada en Cristo, vivir la vida que antes no podíamos vivir: una vida de santidad, que trae gloria a Dios Padre y que exalta a Cristo. Es un llamado a vivir y andar como lo hizo Cristo, esa es la razón por la que somos llamados cristianos… porque vivimos acorde a lo que Cristo ha dicho que somos por causa del accionar de Su gracia en nuestras vidas. Es un llamado a experimentar en nosotros la obra sobrenatural del Espíritu Santo que abre nuestro entendimiento para comprender la Palabra de Dios y nos capacita con Su llenura para obedecerla. Esta es la verdadera obra del Espíritu Santo en el creyente, este es el poder que nos fue prometido en Hechos 1:8 y deberíamos nosotros estar cada día más anhelantes de Su obra en nuestras vidas, deseosos de que nuestras vidas sean transformadas día a día por el entendimiento de la Escritura, no deseosos de experiencias místicas en tiempos especiales de adoración u oración. Cristo desea que Su luz alumbre a través de nuestras buenas obras y el Espíritu Santo nos guía a entender y obedecer la Palabra de Dios porque no se trata de obras para impresionar a los hombres, se trata de impactar a los hombres viviendo vidas que cumplen con lo que Dios demanda de Sus hijos, obras que Dios tiene ya preparadas tal como lo dijo Pablo: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”(Efesios 2:10).
Iglesia toda la Escritura nos enseña que el fin principal y más noble del ser humano es vivir para la gloria de Aquel que es su Creador, su Hacedor. Es lo que ha dicho Pablo “lo que vivo en la carne no lo vivo para mí sino para gloria de Aquel que me llamó de tinieblas a luz” Iglesia nos ha sido dada la vida para que vivamos para exaltar a Dios, para dar a conocer Sus perfecciones, para poner al servicio de Su gloria todo lo que hacemos en la cotidianidad de nuestras vidas (1 Corintios 10:31) por tanto, preguntémonos ¿me estoy preocupando por glorificar a Dios?, ¿ve la gente que no es mi propósito correr tras lo mismo que ellos corren, que no caigo en las mismas angustias sino que tengo paz aún en medio de las aflicciones?, ¿soy de esperanza y ejemplo para aquellos que no tienen paz ni esperanza en este mundo en tinieblas?
Oración: Señor una vez más vengo a ti a reconocer que a pesar de todo soy culpable de no glorificarte como eres digno, Señor no todas mis obras están destinadas a llevar a los hombres a glorificarte a ti… ¡Miserable de mí! Ten misericordia y límpiame para llevar más fruto para gloria tuya. Resplandece mi Señor a través de mí, Oh Señor concédeme el poder experimentar que eres Tú quien vive en mí, que yo pueda vivir y andar como Tú dices que vive un cristiano, porque sólo de este modo es posible que en mi vida haya obras que puedan ser vistas por los hombres y les lleven a glorificarte a ti el Único Dios Verdadero. Amén
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