El secreto para una vida de oración profunda y constante

Publicado el 5 de agosto de 2024, 4:19

Cuando consideramos lo difícil que es orar en nuestros días necesariamente tenemos encarar el flagelo que nos ha empujado a la vida de oración que llevamos y eso no es otra cosa que la cultura en la que vivimos. Nuestra cultura es quizás la cultura más difícil en la historia de la humanidad para orar ¿Por qué esto es así? Por el simple hecho de que estamos tan acostumbrados a que nos entretengan que es realmente difícil estar en silencio.… y que decir de aquel sentimiento arraigado en tantos corazones que sencillamente han llegado a la conclusión de que orar no sirve para nada, corazones cargados con culpa, confusión y frustración. Lo cierto es que nuestra realidad es esta: la gran mayoría de miembros de las Iglesias locales no tienen una vida de oración muy activa, hablan de ella y tal vez tiene un fuerte valor sentimental para ellos, pero simplemente esta no es una práctica que se relacione con su día a día.

Pensar en esto es bastante desolador, ¿Cómo superarlo? ¿Existe algún secreto que pueda llevarnos a una vida de oración profunda y constante? Bueno, si bien hay muchos secretos para la oración, probablemente el más grande sea la impotencia. Si pudiéramos embotellar ese conocimiento vivido que nos convence de que definitivamente “separados de Él nada podemos hacer”, que somos un desastre sin la presencia constante y diaria del señorío de Cristo y el gobierno del Espíritu Santo, si pudiéramos ponerlo en una botella y beber de eso todos los días, entonces no necesitaríamos escuchar otro sermón sobre la oración. Eso es lo que se necesita para desarrollar una vida de oración: la sensación de que no puedo vivir la vida por mi cuenta. La oración no es meramente una cuestión de disciplina. Aprendes a tener una vida de oración cuando ves que la vida es demasiado para ti y que las piezas de la vida simplemente no cuadran a menos que Dios esté activo en todos los detalles de tu vida. Ese es realmente el corazón de la vida de oración.

Creo que esa es una de las razones, y quizás la más importante, por la que Jesús nos dice que nos hagamos como niños. Quiero hacer un repaso de pasajes de las Escrituras para que vean que hacerse como un niño no es un tema menor en la enseñanza de Jesús y en Su vida. El primer pasaje es el más famoso, en Marcos 10:15 donde las madres llevan a sus niños pequeños a los discípulos y a Jesús, y los discípulos las bloquean y Jesús se irrita con Sus discípulos. Y dice: “El que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”. La forma en que los niños pequeños entran en el reino de los cielos, la forma en que entran en la vida y en el mundo de Dios, es una metáfora perfecta para la oración. El segundo es un pasaje un poco menos conocido en Marcos 9:33, y si lo ponemos junto con Mateo 18:1, la escena se completa: de regreso a Capernaúm los discípulos están discutiendo sobre quién es el más importante. Cuando llegan a la casa de Capernaúm, que probablemente es la casa de Pedro, Jesús les pregunta: "¿De qué estaban hablando en el camino?" Y como saben, todos arrastran los pies y no dicen nada porque están un poco avergonzados…Marcos es muy específico, él dice: Jesús tomó a un niño y lo colocó justo en medio de ellos, y luego puso al niño en Su regazo y les repite que deben volver a ser como niños, porque sólo así lo estarían representando a Él.

En Juan 5:19, Jesús dice: “El Hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino sólo lo que ve hacer al Padre” ahora imagínate escuchar a una persona de 30 años decir “No hago nada por mi cuenta; hago simplemente lo que veo que hace mi papá“ Con toda seguridad que será juzgado como alguien infantil. Es increíblemente infantil. Cuando Jesús nos invita a ser como un niño pequeño, nos invita a ser como Él. Al final de Su ministerio en Juan 12:49 Jesús dice: “Mi Padre me dice qué decir y cómo decirlo”. Y así Jesús nos invita a Su vida de dependencia. Jesús es el ser humano más indefenso que jamás haya existido. Es incapaz de vivir la vida por sí solo. Por eso está clamando constantemente a Su Padre… Cuando comencé a escribir acerca de la oración me preguntaba ¿Por qué Jesús oraba? Y por la gracia de Dios he podido entender que lo hacía porque dependía completamente del Padre, y tal vez esa sea la razón por la que tú y yo no oramos, porque estamos dependiendo de una fuerza distinta y estamos colocando nuestra esperanza en otra fuente… porque aún no hemos sido abrumados por aquella impotencia que nos convenza de nuestra incapacidad y nuestra necesidad de Él.

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Comentarios

Shirley García
hace 3 meses

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