Nuestro gozo, Su gloria y Su alabanza

Publicado el 16 de agosto de 2024, 4:49

Él nos predestinó para ser adoptados hijos por medio de Jesucristo según el puro afecto de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia” Efesios 1:5-6

Así que en Su amor nos predestina, nos adopta en Su familia a través del precio de la vida de Su Hijo. Hasta este punto estoy diciendo: “Sí, Él me eligió. Me hizo entrar en Su familia. Él me ama”. Pero luego dice: “Para alabanza de la gloria de Su gracia”. ¿Cómo así… pensé que se trataba de mí? ¿Por qué Dios habla así? Otro ejemplo, “El amor de Cristo nos gobierna, porque hemos llegado a la conclusión de que uno murió por todos. Por lo tanto, todos murieron. Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:14) Él muere por todo Su pueblo y luego ellos mueren en Él. Para que cuando vivan, ya no se trate de ellos, sino de Aquel que murió y resucitó por ellos. Bueno, entonces de que se trata ¿De nosotros o de Él? para quien ha sido regenerado (nuevo nacimiento) no existe tensión alguna entre estas dos afirmaciones. Pero para quien no lo es sí la hay, porque los no regenerados en el fondo como fundamento de su gozo y deleite sólo tienen un lema respecto a Dios: hazme mucho caso o no vendré a ti. Esa es la razón por la que tantos desisten de la vida cristiana luego de cualquier adversidad u oración no contestada como ellos esperan.

Entonces, ¿Por qué Dios nos dice una y otra vez en la Biblia cuánto nos ama y luego le da un giro que lleva toda la atención hacia Él? ¿Por qué hace eso? ¿Será porque en verdad no le importamos? O ¿Será porque Dios es un ególatra? Ninguna de esas dos cosas es verdad. Él sí te valora mucho y deberías disfrutarlo. Dios te ama de esta manera, llamando la atención sobre Su gloria, porque es una forma de amar mucho más grande. Es un amor más grande que si terminara convirtiéndote a ti mismo en tu mayor tesoro. Que Dios se convierta en tu fin es un amor más grande que convertirte a ti en tu fin. Y la razón es ésta: el yo nunca, nunca satisfará a un corazón hecho para Dios. Estás frente a un espejo transformado en la imagen de Jesucristo. Nunca podrás ser lo suficientemente bueno como para satisfacer aquello para lo cual fue hecho tu corazón. Tu corazón fue hecho para Dios y si Dios hiciera de tu yo glorificado el fondo de tu alegría, te vendería a un precio inferior. No serías tan feliz como podrías ser y, por lo tanto, Él no sería tan amoroso como podría ser. Él no permitirá que tu gloria, que Él mismo crea, sea lo que en el fondo te deleite. Él no permitirá que tu gloria reemplace Su gloria como tu tesoro supremo.

Así que, aquí está la exhortación final. Y estoy hablando a todos los que tienen a Cristo como fundamento de su alegría: Ustedes son preciosos para Dios. Muchos de nosotros crecimos en hogares donde ningún padre nos comunicó cuan preciosos éramos para él y hemos luchado con eso toda nuestra vida. Cientos de ustedes apenas pueden decir las palabras soy precioso para Dios. Apenas pueden decirlas. Todo lo que sienten día a día es: soy una decepción para Dios. Así es como se sienten. Quiero decir, se sienten. Así que, querido hermano, nacido de nuevo: eres precioso para Dios. Y Él te ama tanto que no permitirá que tu valor para Él se convierta en tu dios. ¿Lo entendiste? Eres tan precioso para Él que no permitirá que tu valor para Él lo reemplace a Él. Esa es la razón por la que Dios debe estar en el fondo y no nuestra autoexaltación. Él ha determinado ser el fundamento de tu alegría y sólo cuando eso suceda sabremos en verdad que es la felicidad y el gozo que sobrepasa todo entendimiento.

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Comentarios

Shirley García
hace 2 meses

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