Nada mayor para conseguir

¿Cómo afecta la obra de Cristo en la cruz para que una vida no sea desperdiciada? Todo aquel que cree en el evangelio con una fe verdadera y es nacido de nuevo tendrá una inclinación sobrenatural de vivir para un solo propósito: demostrar que la gloria de Dios en Cristo crucificado por los pecadores es infinitamente valiosa. La vida no desperdiciada es una vida vivida para demostrar que Jesús es más precioso que la vida. ¿Saben cómo lo dijo Pablo? Él dijo “Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor de él lo he perdido todo, y lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo” (Filipenses 3:8). Ese es el anhelo de mi vida llegar allí, vivir allí, permanecer allí, todo como basura comparado con conocer a Jesús “y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es por mis obras “buenas”, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y participar de Sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en Su muerte, para que de cualquier manera alcance la resurrección de entre los muertos” (Filipenses 3:9-11) y pasar la eternidad con mi rey, mi todo-satisfactor y todo-glorioso Jesús.

La vida que muestra más claramente el valor y la gloria de Dios en Cristo, que todo lo satisface, es una vida de sufrimiento gozoso al servicio del amor. La vida que muestra el valor infinito de la gloria de Dios manifestada supremamente en Cristo crucificado por los pecadores, la vida que lo muestra más claramente es una vida de sufrimiento feliz al servicio del amor. Y terminaré dándoles un texto y haré un comentario al respecto: Mateo 5:11-16 “Bienaventurados seréis cuando os insulten, os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros mintiendo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas que os precedieron. Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser arrojada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad situada sobre un monte. Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”

¿Qué es inusual en este texto? Lo inusual no son las buenas acciones. Las buenas acciones no son inusuales de hecho hay muchos impíos llenos de buenas acciones, pero el centro de sus buenas acciones no es promover la gloria de Dios. Entonces ¿Qué es inusual? ¿Qué es extraordinario, qué es imposible en este texto? Una cosa: alegría frente a la persecución a causa de una recompensa en el cielo, eso es algo que alguien que no ha sido regenerado no puede hacerlo. No pueden estar felices si alguien los golpea con mentiras, pero si has nacido de nuevo tú puedes, si estás satisfecho con esta recompensa “Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros mintiendo. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande”. Si estás tan satisfecho con tu recompensa que realmente puedes seguir haciendo el bien para la gloria de Dios a pesar de la persecución, la burla, la falta de respeto… tu vida será sal que sala y luz que alumbra. Eso simplemente no se puede hacer a menos que haya un gran Dios glorioso dispuesto a responder aquella oración hecha en Juan 17:24 “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria” Si quieres una recompensa más allá de eso, no la hay. No puedes conseguir nada mayor que la gloria del Cordero de Dios crucificado e inmolado cuyo nombre está sobre el libro desde toda la eternidad. Así que te suplico: no desperdicies tu vida. Mira a Jesús, encuentra en Él y en Su sufrimiento por ti la cima de la gloria de la gracia de Dios. Encuéntrala en Él y luego abrázalo. Siéntete tan satisfecho en Él que vivas y mueras, demostrando que Él es tu tesoro supremo.