Jesús es burlado por Su promesa ¿Te burlarás también?

“De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá la muerte” Juan 8:51

Nuestros cuerpos mueren. Permanecen en el sepulcro, como si estuvieran durmiendo, por eso el Nuevo Testamento a veces llama a la muerte quedarse dormido, hasta que suene la última trompeta. “Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:52). Pero cuando nuestros cuerpos mueren, nosotros no morimos. Hemos pasado de muerte a vida. Vida eterna. Vida ininterrumpida, sin fin. Lo que esto significa es lo siguiente: cuando nacimos de nuevo, recibimos el don de la vida. Vida espiritual (Juan 3: 6-8). Cuando estábamos muertos en nuestros pecados, Dios nos dio vida (Efesios 2:4-5). Esta nueva vida es vida eterna. En esta nueva vida espiritual, podemos tener comunión con Dios, conocer a Dios, experimentar a Dios, hablar con Dios, escuchar a Dios a través de Su palabra, sentir el amor de Dios derramado en nuestros corazones (Romanos 5:5). Esta es la obra del Espíritu Santo.

Esta comunión que disfrutamos con Dios no puede terminar, no puede romperse. Es eterna. Cuando nuestros cuerpos mueren, no experimentamos ninguna interrupción en nuestra comunión con Dios a través de Cristo. Nuestra comunión, de hecho, en ese instante se perfecciona (Hebreos 12:23). La vida que tenemos con Cristo en Dios hoy, debido al nuevo nacimiento, nunca terminará. No veremos su fin. Y no probaremos su fin. Porque no tiene fin. Los adversarios de Cristo se burlan de Él por esta promesa (¿y tú?). En los versículos 52-53: “Ahora sabemos que tienes un demonio. Abraham murió, lo mismo que los profetas, y sin embargo dices: «El que guarda mi palabra, no morirá jamás». ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abraham, que murió? ¡Y también murieron los profetas! ¿Quién crees que eres?” La respuesta a esta pregunta en última instancia, hará que Jesús sea asesinado por blasfemia o sea reconocido como Dios. Debes darte cuenta de que, al escuchar esto, te enfrentas a la misma decisión que ellos: o es un blasfemo o es Dios. ¿Quién crees que eres? Los judíos le dijeron: «Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham fuese, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. Ahí está: la afirmación más clara y directa en este Evangelio de que Jesús es Jehová, el Dios de Israel, el gran “Yo Soy” de Éxodo 3:14 y de los profetas. Si sólo hubiera querido reivindicar la preexistencia, podría haber dicho: “Antes de que Abraham fuese, yo era”. Pero quiere decir más que la mera preexistencia. Dice: “Antes de que Abraham fuese, Yo Soy”.

Las implicaciones de esto son asombrosas para tu vida, y para este mundo y para la eternidad. Nunca agotaremos las implicaciones y la relevancia de esta verdad para toda la eternidad. Pero el enfoque único de su relevancia en este pasaje para nosotros en este mensaje es: Debido a que Jesús es Dios, Su obra en la cruz y Su palabra serán totalmente exitosas. Así que cuando Él dice: “No veréis la muerte jamás”, puedes estar seguro de ello: nunca verás la muerte, Dios ha hablado y Su palabra nunca falla. El Único Dios Verdadero promete: “Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:10). Oh amado hermano la muerte ha perdido su aguijón y el sepulcro su victoria (1 Corintios 15:55) … lejos de ser una pérdida, para todo aquel que cree las palabras de Jesús la muerte es el medio de gracia que perfecciona nuestra comunión con Dios… Estaremos delante de Él, le veremos hermano ¡Aleluya!