Vé y lavate en Siloé

Publicado el 2 de septiembre de 2024, 5:04

Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa enviado). Entonces él fue y se lavó y regresó viendo”Juan 9:7

El nombre del estanque significaba enviado y Juan se aseguró en señalarlo. ¿Por qué? Al señalar esto, Jesús pudo haber estado haciendo una comparación entre el estanque llamado “Enviado” y Él mismo como el “enviado” del Padre como el agua viva (Juan 4:10-11) Él había dicho en el verso 4: “Es necesario que hagamos las obras del que me envió”. Si esto es correcto, entonces el agua no significa solamente limpieza, ni solamente sanidad, sino vida. En Juan 4, Jesús le da a la mujer en el pozo “agua viva” —el agua de vida. Cuando conoces a Jesús y lo recibes por quien es, recibes vida que nunca acabará, por primera vez tienes ojos que pueden ver la hermosura de Dios, comienzas a ser sanado, y serás sanado completamente antes de que Él termine contigo en la resurrección. Toda nuestra visión y toda nuestra sanidad se debe a la nueva vida espiritual que viene de Jesús — el Enviado. Ahora resaltaré cuatro conversaciones, que muestran como poco a poco la visión del hombre ciego de quién es Jesús se hace más clara, y su valor para defenderlo se hace más fuerte, hasta que llega a la adoración.

“Toda nuestra visión y toda nuestra sanación se deben a la nueva vida espiritual que viene de Jesús”

  1. El mendigo y sus vecinos (v. 8-12) los vecinos estaban discutiendo sobre si él era el mendigo ciego que ellos habían conocido. Él insistió en que él era el que estaba ciego. Entonces, en el versículo 10, le preguntaron cómo se le abrieron los ojos. Y él responde “El hombre llamado Jesús hizo barro y me untó los ojos” (v.11) Así que, en este punto, simplemente lo llama “el hombre”. Sabe su nombre, Jesús, pero simplemente lo llama “el hombre”.
  2. El mendigo y los fariseos (v. 13-17) los fariseos también le preguntan (v. 15) cómo podía ver si era ciego. Él se los dice. Están divididos por su respuesta: No es posible que Jesús sea de Dios, Él quebrantó el sábado. Entonces ¿Cómo puede hacer esta señal si es un pecador? (interesante pregunta ¿cierto?) Entonces le preguntan: “¿Qué dices de Él, ya que te abrió los ojos?” (v. 17) Y algo ha sucedido en este intercambio, algo está sucediendo en el corazón del hombre. Y él responde: “Es un profeta”. No es un hombre común y corriente, sino un enviado de Dios: es un profeta.
  1. El mendigo y los fariseos… nuevamente (v. 24-34) y en esta conversación podemos ver un simple mendigo que con valor se enfrenta a la gente más religiosa y educada. Y vemos la blasfemia de los fariseos “Dad gloria a Dios. Sabemos que este hombre es pecador” (v. 24) Sorprendentemente, él responde con su declaración más famosa: “Si es pecador, no lo sé. Una cosa sí sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo”. La verdad acerca de Jesús se hacía cada vez más profunda. Él veía cada vez más. Él dice a los fariseos ¿Por qué quieren oír otra vez mi historia: “¿También ustedes quieren hacerse Sus discípulos?” y por ello lo injurian diciendo: “Tú eres Su discípulo, pero nosotros somos discípulos de Moisés. Sabemos que Dios ha hablado a Moisés, pero en cuanto a ése, no sabemos de dónde es”. El valor del mendigo para con Jesús sigue creciendo “¡Qué cosa más maravillosa! No sabéis de dónde es, y, sin embargo, a mí me abrió los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero si alguno es temeroso de Dios y hace Su voluntad, a ése sí escucha. Desde el principio del mundo nunca se ha oído decir que alguien le haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Si este hombre no viniera de Dios, nada podría hacer” (v. 30-33) los fariseos no pueden soportarlo. Así que lo expulsaron con desprecio. El ciego veía cada vez con más claridad y la ceguera de los fariseos se estaba agudizando.
  2. Jesús y el mendigo (v. 35-38) esta conversación es bastante significativa porque es Jesús la inicia: “Jesús oyó que lo habían expulsado y, alencontrarlo, le preguntó: «¿Crees en el Hijo del hombre?» Él le respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en Él?» Jesús le dijo: «Lo has visto y Él es el que habla contigo». Él dijo: «Creo, Señor», y lo adoró. Jesús hace las obras de Dios. Jesús es la gloria de Dios. Jesús debe ser adorado. Es por eso que Jesús vino al mundo: Él está buscando adoradores.

¿Adoras a Jesús? ¿Sientes que tu adoración a Jesús se profundiza o se debilita en medio de la amenaza y el peligro? Jesús buscó a ese ciego rechazado, a ese don nadie, a ese mendigo, y ahora te está buscando a ti para convertirte en un valiente adorador de Jesús.

Valoración: 5 estrellas
6 votos

Añadir comentario

Comentarios

Shirley García
hace 2 meses

Amén 🙏🙏🙏