¿Cómo cambia el evangelio nuestra vida?

Publicado el 18 de septiembre de 2024, 4:19

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” Romanos 12:2

El evangelio es una noticia de algo que se ha hecho por ti y no un consejo para mejorarte la vida… ahora, es un hecho que el evangelio cambiará tu vida, no es posible creer en el evangelio y continuar siendo la misma persona. Entonces, ¿Cómo cambia el evangelio nuestra vida? La respuesta tal vez te sorprenda, pero lo cierto es que el evangelio cambia nuestras vidas mediante la adoración. Y ¿Cómo es que esto es así? Es el poder de un nuevo afecto en el corazón, un afecto que expulsa el pecado, la impiedad y la idolatría… un afecto que literalmente te hace una nueva creación capacitada para amar lo que Dios ama y aborrecer lo que Él aborrece.

Con esto en mente consideremos la verdad que nos muestra la Escritura: fuimos creados con una mente y un corazón, es decir la capacidad de pensar y la capacidad de sentir emociones y tomar decisiones. El propósito de Dios es que el corazón al ser estimulado correctamente por la mente pueda atesorar a Dios con un afecto ferviente. Contrario a lo que piensa muchas personas, lo importante no es lo que hace la mente, lo importante es lo que hace el corazón. Ahora, por causa del pecado ni la mente ni el corazón pueden hacer aquello para lo cual fueron diseñados por Dios, por causa del pecado la mente no estimula correctamente el corazón y el corazón no puede atesorar a Dios ardientemente… esto es así hasta que se nos es anunciada la noticia, el evangelio, porque el evangelio salva y moldea la mente y el corazón de todo aquel que le es concedido el oír con fe. Si por naturaleza nosotros pudiéramos comprender la realidad tal como es, nuestro corazón respondería con un afecto ardiente por la realidad más suprema a comprender: Dios mismo. Dicho de otro modo, el pensamiento correcto sobre Dios existe para que en nosotros pueda surgir el afecto correcto hacia Él… ese es el orden correcto. La lógica que se nos ha dado, está en nosotros para que podamos amar. La capacidad de razonar está en nosotros para que podamos regocijarnos en Dios y en Sus obras.

Tanto el pensamiento como el sentimiento son esenciales, pero no están diseñados para trabajar coordinados, más bien, el pensamiento debe servir a la capacidad de amar. Nuestro problema es nuestra naturaleza caída y es por ello que necesitamos una mente renovada, de lo contrario podemos tener en nuestra mente muchos pensamientos que sean verdaderos, pero sin una mente renovada ninguno de esos pensamientos podrá estimular al corazón a amar la verdad, por lo tanto, sin importar que el pensamiento sea correcto no sirve, no alcanza el objetivo final dado a las personas creadas a imagen de Dios: que nuestro corazón rebose de afecto ferviente por Él… Para eso estamos diseñados.

Y entonces que hacemos con lo que dice Efesios 4:18 “Tienen el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos debido a la dureza de su corazón” pareciera contradecir lo que hasta aquí hemos considerado, pareciera que Pablo estuviese afirmando que es el corazón el que oscurece la mente debido a su dureza… por tanto, si tu corazón es regenerado tu mente se renovará y eso también es correcto. No son opuestos. El corazón regenerado por el evangelio libera a la mente de tener que elaborar, manipular y defender constantemente los afectos defectuosos del corazón. Cuando nacemos de nuevo por la obra sobrenatural del Espíritu Santo, el corazón de piedra es reemplazado por un corazón de carne que está vivo y es sensible al valor infinito de Cristo y la mente es hecha libre de todos los afectos engañosos del corazón caído (Ezequiel 36:26). Después del nuevo nacimiento la relación entre la mente y el corazón se hace recíproca: la mente se libera para poder añadir constantemente el combustible de la verdad al horno del corazón para que en este pueda arder fervientemente la llama del amor a Dios.

Oración: Padre, todo lo que he dicho hasta ahora es fácil de decir y quizás hasta de oír, pero todo lo que he hablado describe un milagro, algo que solo tú puedes hacer, y por ello ruego a ti por un milagro en cada vida que escucha esta enseñanza. El milagro de la verdad encendida por tu Espíritu Santo, el milagro de la nueva vida de modo que puedan ser despertados en nosotros afectos espirituales que no son humanamente posibles de producir por nosotros mismos frente a la revelación de la persona que eres tú y tus obras todas ellas maravillosas y cargadas de propósito. Ruego Padre por vida para los que a este día aún no la tienen y avivamiento en aquellos que ya la han recibido, corazones ardiendo en pasión por ti y por tu gloria. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace un mes

Amén 🙏🙏🙏