Dios ha hecho posible lo imposible

Publicado el 24 de septiembre de 2024, 4:04

Así que el deseo de todo creyente es que aquellos a quienes ama tengan fe que salva. Pero ¿Qué es la fe? La fe es recibir y confiar en Jesús. “A todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre” (Juan 1:12). La fe es abrazar a Jesús para la satisfacción del alma. “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, no tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). Entonces cuando crees tú sed queda satisfecha; esa sed dolorosa de tu alma queda por fin satisfecha. No necesitarás buscar en ningún otro lado. Ese viejo pensamiento que dice: “Si trabajara más duro, o si tuviera un mejor salario, o si tuviera otro conyugue o si pudiera curarme de esta enfermedad, o si viviera en otro lugar… entonces estaría satisfecho”. Ese pensamiento esclavizante se irá para siempre, porque cualquiera que bebe del agua que Cristo da no vuelve a tener sed (Juan 4:14) porque para todo aquel que ha sido justificado por la fe comerá y será saciado. Y la fe es atesorar a Jesús por sobre todas las cosas. “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y vuelve a esconderlo; y gozoso, va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo” (Mateo 13:44), porque entonces todo es como nada. “Todo lo considero pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor” (Filipenses 3:8). La fe también es un don de Dios, así dice la Escritura: no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9) porque “Nadie puede venir a mí si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44).

Sin importar cómo ha sido tu vida, nadie está más allá del poder de Dios para salvar. O si tú ya has creído es posible que tu corazón se aflija pensando que aquellos que amas han sido tan rebeldes, que han desperdiciado tantas cosas buenas que quizá ya para ellos no haya esperanza. Pero ten presente esto, Jesús dijo: “Os digo otra vez que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios” a esta afirmación los discípulos enseguida dijeron: entonces ¿Quién podrá salvarse? Lo que Cristo planteaba era una imposibilidad. Pero Jesús cierra la conversación diciendo: “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible” (Mateo 19:24-26) Cualquier puede ser salvo, no porque no sea malo, sino porque Dios es soberano, punto. Dice Pablo en 1 Timoteo 1:15 “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. Dijo eso porque antes él había sido un asesino de cristianos, él torturaba y maltrataba a los cristianos. Pero Dios le concedió la gracia para que después él pudiera decir “Pero fui recibido a misericordia”. ¿Por qué? ¿Por qué Dios eligió a Pablo en el vientre de su madre, por qué le permitió convertirse en un asesino de cristianos, y luego lo salvó soberanamente? ¿Por qué? aquí está el por qué. “Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí, el primero, toda Su paciencia, para ejemplo de los que habrían de creer en Él para vida eterna” (1 Timoteo 1:16) no importa la edad que tengas, no importa por cuantos años has vivido para ofender a Dios con tu conducta, incluso si has hecho daño a Su iglesia… Pablo fue salvado para animarte a ti, y para animar a cada creyente que tiene seres queridos que aún no tienen salvación.

Así que Dios usa medios para salvar: a través de ti cuando vives una vida que invita a otros a conocer quien es tu Señor, usa Su palabra, “la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo” (Romanos 10:14); usa la oración. “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por ellos, es para salvación” (Romanos 10:1). Como dice Mateo 7:9-11, “¿O quién de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Sí, Él lo hará. Mantén a Dios en el centro de tu vida. Toma en serio el pecado y la perdición eterna. Recuerda que las personas perdidas están espiritualmente muertas y no tenemos el poder para salvar a otros, pero Dios si puede. Nunca olvides que Dios siempre es justo y, sobre todo, ten presente la cruz: recuerda que Jesús ha logrado todo lo necesario para salvar a Su pueblo. Nadie es demasiado difícil para que Dios lo salve. Ora ferviente y regularmente por los perdidos que amas. Comparte con ellos a través de los medios que tienes a tu alcance lo que estás viendo y disfrutando acerca de tu precioso Salvador y acompaña todo esto viviendo tu vida de tal manera que sea imposible no ver que Cristo es tu tesoro, que ya no vives para ti ni para el mundo, sino sólo para gloria de Su Nombre. Y después de todo esto confía en el tiempo de Dios y espera.

Oración: Dios de misericordia y bondad a ti encomiendo a aquellos que aún no han creído en ti para salvación, a aquellos que aún no han venido a ti para que tú les des vida… Señor atráeles a ti, haz lo que sea necesario para humillarles hasta que tengan ojos que puedan ver que separados de ti nada pueden hacer y mientras lo haces Señor afirma mi corazón para permanecer fiel a ti de tal modo que nada en mi conducta pueda hacerles dudar de cuán precioso eres y cuan bienaventurado es aquel que te atesora por encima de todas las cosas. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 24 días

Amén 🙏🙏🙏