¿Mereces a Cristo… eres digno de Él?

Publicado el 25 de septiembre de 2024, 4:37

Pero tienes todavía unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas Apocalipsis 3:4

Esto que tenemos aquí es una declaración de hecho: algunos de Sardis caminaran con toda certeza con Jesús en la era venidera porque son dignas, y estemos atentos a esto porque no son dignas porque han sido justificadas por la sangre de Cristo, la dignidad que Cristo resalta es la dignidad de no tener manchadas sus vestiduras.

En Mateo 10:37-38 Jesús dice: “El que ama a su padre o a su madre más que a míno es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a míno es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigueno es digno de mí”. Aquí no se presenta un modelo que nadie puede alcanzar, sino más bien una exigencia y una expectativa que Jesús tiene de cada discípulo: si me vas a seguir debes amarme más que a nadie. Pablo evoca de distintas maneras este lenguaje usado por Cristo cuando dice: “Andad como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” (Efesios 4:1). “Vuestra manera de vivir sea digna del evangelio de Cristo” (Filipenses 1:27). “Andad como es digno del Señor” (Colosenses 1:10). “Que Dios os tenga dignos de vuestro llamamiento, y cumpla todo propósito de bien y toda obra de fe según Su poder” (2 Tesalonicenses 1:11). “Vuestro sufrimiento es una demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual también sufrís” (2 Tesalonicenses 1:5). En todos estos pasajes el propósito de Pablo no es abrumarnos con un estándar imposible de alcanzar, más bien él se propone decirnos cómo es el cristianismo normal: una vida digna de nuestro llamado, digna del Señor, digna de Dios, digna del Evangelio y del reino.

Entonces, ¿qué significa ser digno de Jesús, del evangelio, de nuestro llamamiento, del Señor y del reino? Con toda seguridad que no es la justicia imputada por la justificación y tampoco es un ideal cuyo objetivo sea demostrar que no podemos ser dignos (aunque es cierto que no lo somos). Entonces, ¿cómo podemos entender la dignidad de los cristianos indignos? Porque todos hemos pecado y seguimos pecando. Y el que dice que no tiene pecado “se engaña a sí mismo, y la verdad no está en él” (1 Juan 1:8). En esta vida nunca realizaremos obras de justicia lo suficientemente perfectas como para ganarnos la aceptación de Dios. “Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Dios, ya que por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20). La clave que permite develar este misterio la encontramos en lo dicho en Mateo 3:8 y Hechos 26:20 “dad frutos dignos de arrepentimientoesto no significa que demos frutos que merezcan arrepentimiento… más bien el arrepentimiento ya está ahí por la gracia de Dios, se podría decir que el arrepentimiento es el árbol y las obras dignas son el fruto de este árbol. Esto quiere decir que para aquel que ha experimentado verdadero arrepentimiento, ese arrepentimiento es tan valioso que el fruto que produce en él es igual de valioso.

¿Qué es el arrepentimiento? El arrepentimiento es volverse hacia Dios como Alguien que es sumamente valioso. El arrepentimiento es el cambio de mente y corazón que resulta en valorar a Dios por encima de todas las demás cosas y de todas las demás personas. Que esto suceda en nuestras vidas es hermoso, y para eso fuimos creados, es decir para corresponder adecuadamente al valor supremo de Dios. Entonces, cuando en verdad nos hemos vuelto a Dios considerándolo como el tesoro supremo de nuestras vidas, ese arrepentimiento dará fruto en pensamientos, emociones y finalmente acciones que señalan el valor supremo de Dios. Y sin importar que no sean acciones perfectas, son dignas. Por lo tanto, ser digno de arrepentimiento no significa “ser merecedor del arrepentimiento” Tal vez para quien no considera el arrepentimiento como un milagro de Dios esto no tenga sentido, somos gente acostumbrada al remordimiento (el remordimiento no viene de Dios sino de la carne que desea evadir el castigo) todos somos dados naturalmente al remordimiento. Pero el arrepentimiento es obra exclusiva del Espíritu Santo, y si bien es cierto que muchos han sentido remordimiento no todos han gustado arrepentimiento. Es un regalo que viene por el oír con fe, está al alcance de todos, pero no es para todos está reservado sólo para un remanente (es exclusivo) por ello quien lo ha recibido en verdad debería demostrar con sus obras que es digno de tenerlo… ¿Cómo podemos aplicar esto a las palabras de Jesús cuando dijo: “El que ama a padre o madre más que a míno es digno de mí” (Mateo 10:37)?

Oración: Amado Dios te doy gracias oh Señor del cielo por tus misericordias que son nuevas para mí en este día, doy gracias por el don de la vida, doy gracias por Cristo, por tu Palabra, por tu Espíritu Santo y por tu Iglesia amado Señor, gracias por bendecir con ello mi vida. Heme aquí oh Dios del cielo, sé que no merezco todo lo que tú me has dado y sé que no merezco el precio que tu tuviste que pagar para que tuviese todo esto por lo que hoy te doy gracias. Oh Señor, solo clamo una cosa en esta mañana: obra en mi corazón más y más para que yo pueda volverme a ti apreciándote como el tesoro supremo de mi vida y que lo que viva en adelante sea enfocado únicamente a mostrar cuan valioso eres tú, que cada una de mis obras sean el fruto que muestren que tú me has dado arrepentimiento. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 23 días

Amén 🙏🙏🙏

Yamileth
hace 23 días

Amén.