Indignos que se hacen dignos

Publicado el 26 de septiembre de 2024, 5:58

Nada de lo que hagamos pone a Cristo en una posición de estar en deuda con nosotros. Cuando dice que no somos dignos de Él si valoramos a nuestros padres, hijos o nuestra vida más que a Él, es porque Él tiene un valor infinito y la única respuesta adecuada, proporcional y digna de nuestra parte es ver ese valor infinito, saborearlo y preferirlo, por encima de todas las cosas. Ser “digno” de un Salvador misericordioso incluye un sentimiento de indignidad similar al que experimentó el Centurión (Lucas 7:6) y el de Juan el Bautista (Juan 1:27). Te vuelves “digno” de la gracia cuando reconoces tu necesidad de gracia y cuando abrazas el valor infinito de Cristo que es quien te ofrece esa gracia. Es por ello que, si amas a tu madre, a tu padre, a tu hijo, a tu hija o a tu propia vida más que a Jesús, no eres digno de Él. Tu dignidad es preferirlo a Él por causa de Su misericordiosa gracia por sobre todas las cosas.

Eso es a lo que se refiere la parábola de las bodas: Jesús dijo: “El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo una fiesta de bodas para su hijo y envió a sus siervos a llamar a los convidados a la fiesta de bodas” (Mateo 22: 3-4). Vengan libremente, sin dinero, sin precio, sin méritos…. Vengan y disfruten de los placeres supremos en la fiesta de bodas de mi hijo. Pero ellos no quisieron venir. “Se fueron, uno a su campo, otro a sus negocios” (versículo 5). Así que el rey abre las puertas a todos los que quieran venir y envía mensajeros para invitarlos a todos (versículo 9). Pero antes de hacerlo, Él dice: “El banquete de bodas está preparado, pero los invitados no eran dignos” (versículo 8). Amar a tu tierra o a tu negocio por encima de Cristo te hace tan indigno de Él como amar a padre, madre, hijo, hija o tu propia vida más que a Él. El principio es el mismo: el mérito de estar en la fiesta de bodas no consiste en ganársela o merecerla. El mérito de participar en ella consiste en preferir la fiesta a los negocios y la tierra.

No puedes ser digno de un Dios, un reino o un llamado cuyo valor no conoces ni aprecias. ¿Por qué? Porque ser digno significa una vida intelectual, emocional y conductual adecuada y acorde con el valor de lo que sabes y valoras como digno. Por tanto, no puedes andar como es digno de Dios si no conoces y sientes el valor de Dios. No puedes andar como es digno de Su reino si no conoces y sientes el valor de Su reino. No puedes andar como es digno de su llamado si no conoces y sientes el valor de Su llamado…. Siempre que haya algo que estimes más valioso, al punto de relegar a Dios, Su reino y Su llamado detrás de otra cosa no puedes ser digno. Uno de los mandamientos de Cristo es que le prefiramos a Él siempre en toda circunstancia, que nuestro corazón nunca este dividido entre Cristo y algo más… esto es ser digno de Jesús. Ahora, “Para los hombres esto es imposible, pero no para Dios. Porque todas las cosas son posibles para Dios” (Marcos 10:27).

Iglesia no lo dudes, Dios puede hacer que nosotros: pecadores ciegos y muertos, lleguemos a preferir a Jesús por encima de todo, entonces no te canses de pedirlo para ti y para los que amas, impregnemos nuestras almas con un espíritu de oración desesperada por la obra soberana de Dios que nos abra los ojos para ver lo que es realmente valioso y nos dé un corazón que pueda apreciar correctamente lo que realmente es valioso. Oh Señor heme aquí obra en mi vida tan grande obra, Oh Señor y usa mi vida para despertar e instruir a otros en el valor supremo que tú tienes, el valor supremo de tu reino y tu llamado para que por causa de como vivo y ando muchos más también puedan caminar como es digno de ti. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 22 días

Amén 🙏🙏🙏

Yamileth
hace 21 días

Amén.