Esto halla gracia con Dios

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” Juan 16:33

Si vives como un ciudadano del reino de los cielos las complejidades de la vida serán muchas, tal como lo anunció el Señor Jesús antes de Su crucifixión… es mejor que te prepares para ello, espera desacuerdos, espera que la gente te critique por manifestar tu postura en un asunto u otro y eso es lo que Pedro quiere que hagamos, que estemos preparados para ese conflicto entre nuestra obediencia absoluta a nuestro Señor en un mundo al que cada vez le ofende más que seamos leales a Cristo.

1 Pedro 2:18-20 dice: “Siervos, estén sujetos a sus amos con todo respeto, no solo a los que son buenos y afables, sino también a los que son insoportables. Porque esto halla gracia, si por causa de la conciencia ante Dios, alguien sobrelleva penalidades sufriendo injustamente. Pues ¿qué mérito hay, si cuando ustedes pecan y son tratados con severidad lo soportan con paciencia? Pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto halla gracia con Dios” respecto a este pasaje debemos decir que donde veas la palabra siervo se está describiendo a un esclavo, se traduce como siervo para suavizar el significado porque la esclavitud es ofensiva no es agradable. Pedro dice: “Siervos, estén sujetos a sus amos” y luego dice: “con todo respeto” y aquí también se suaviza un poco el significado porque es bastante complicado explicarlo de otro modo… una traducción más acertada sería decir: “con todo temor” y no sólo a los esclavos se les pide que vivan con temor, a las esposas también se les pide también que lo hagan. Y es que si tú vas a dar testimonio de tu ciudadanía celestial lo apropiado es que lo hagas con temor, pero ¿por qué hacerlo? Porque esto halla gracia siempre que lo hagas, porque eres consciente de la presencia de Dios ahí contigo cuando estás respondiendo a las autoridades delegadas. Cuando se tiene conciencia de Dios, se soportan las penas y se sufre injustamente… y esto es hermoso a los ojos de Dios, que prefieras padecer antes que ofender Su santidad.

Entonces, cuando eres tratado injustamente y no te defiendes, sino que pagas el mal haciendo bien a quien te trata así, Dios se maravilla. Él odia lo que está aconteciendo, pero ese corazón que tomo la determinación de no ser vencido de lo malo y soporta por Su causa le complace en gran manera. Esto es algo rebosante de gracia, cuando lo que haces lo haces porque eres consciente de Dios, por amor a Dios más no por falta de capacidad para defenderte… en confianza a Dios, porque Dios es lo que más importa en ese momento de injusticia. Ahora si te resulta difícil identificarte con esto porque la esclavitud no forma parte de tu vida, piensa en una relación matrimonial, no porque sea esclavizante sino porque este tipo de situaciones se presentan en el matrimonio, es la relación que tal vez se preste mejor para ser tratado injustamente, o que te digan algo irrespetuoso o que seas menospreciado… en esa instancia el principio es el mismo: sé consciente de Dios cuando suceda. Este dolor que experimentas y sufres, que es injusto, que resuelves soportarlo sin represalias por amor a Dios no es en vano. Tu silencio cuando pudiste defenderte o denunciar las faltas de tu conyugue es grabado en el cielo. Tu respuesta amable para apaciguar la ira cuando has recibido palabras crueles halla gracia delante de Dios.

Dice Pedro: ¿qué mérito hay, si cuando pecas y eres tratado con severidad lo soportas con paciencia? Pero si haciendo lo bueno sufres por hacerlo y lo soportas. Esto es algo digno de gracia, algo hermoso, algo que merece ser recompensado, algo loable. Algo que Dios nota y aprueba.

Oración: Cuando considero oh Cristo todo lo que tu soportaste por amor de mí, sin estar obligado a tener que hacerlo, pudiendo fácilmente librarte de ello y que todo lo soportaste por el gozo puesto delante de ti y que nada de lo que yo soporto puede compararse con tu sufrimiento no puedo sino oh Señor suplicar tu perdón. Por todas las veces en que he tenido en poco tu presencia y he preferido honrar más mi orgullo. Límpiame de mi maldad y concédeme el poder despojarme de todo peso y del pecado que me asedia, para correr pacientemente la carrera que tengo por delante con mis ojos puestos en ti mi Señor que eres el autor y consumador de la fe. Oh Señor que en todas las injusticias que deba sufrir pueda hacerlo considerándote a ti para que mi ánimo no se canse hasta desmayar, que el gozo de todas tus promesas y el privilegio de honrarte en todos mis sufrimientos tenga más peso que cualquier complacencia temporal que pueda ofrecerme dejarme vencer por el mal. Amén