Hijos de un Padre que siempre hace el bien

“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir Su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” Mateo 5:38-48

En estos diez versículos se recogen algunas de las demandas más difíciles, radicales y controvertidas que Jesús entregó a Sus discípulos y al mundo, y todas ellas son reales y Él ciertamente espera que nosotros vivamos así. Cada una de Sus palabras originan interrogantes ¿Es necesario que hagamos todo esto? ¿es posible que un cristiano tenga enemigos? ¿cómo puedes llegar a tener un corazón que realmente desea bendecir a un enemigo? A lo mucho nos imaginamos haciendo cosas buenas por ellos, pero llegar a amarlos… y Jesús dice: ¡ámalos!

Jesús les dijo a Sus discípulos: si a mí me aborrecieron a ustedes también los aborrecerán, entonces si en verdad eres un discípulo de Jesús, es un hecho: tendrás enemigos. Pablo dijo: “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos” (2 Timoteo 3:12). Si no tienes enemigos, es probable que tu piedad no se esté mostrando muy bien. Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes!” (Lucas 6:26). Entre más se derrumbe la cultura que nos rodea nos veremos a adoptar posturas radicalmente bíblicas en contra de las posturas corruptas y por ello seremos aborrecidos. Seremos acusados ​​falsamente de cosas, cuando eso pase ¿Cómo responderemos a quienes se levanten contra nosotros? Cristo ya nos lo dijo: ámenlos, bendíganlos, háganles bien y oren por ellos.

Alguna vez te has preguntado ¿Por qué Jesús nos dio estos mandamientos? Por qué debo permitir ser humillado, por qué debo entregar lo que es mío a quien quiere quitármelo, por qué no puedo hacer que se me haga justicia cuando soy tratado injustamente, por que volver la otra mejilla… Cristo quiere que por encima de lo que atesoremos le atesoremos a Él, que cada una de estas situaciones que Él ha dado como ejemplo sean una oportunidad para dejar claro que sólo Él es nuestra satisfacción. Y lo que voy a decir puede ser difícil de oír: no necesitamos atesorar posesiones, no necesitamos venganza, no necesitamos estar seguros… tenemos a Jesús. Puedo evidenciar el valor de Jesús al mundo dando a quien me pide, incluso poniéndome en peligro para servir y hacer bien a quien lo requiera de mí… aún si esa persona es mi enemigo. Esa debería ser una respuesta predeterminada en cada creyente. No necesitamos razones para no dar, necesitamos oportunidades para demostrar que Cristo es lo que más atesoramos, que Él es todo lo que necesitamos. La pregunta es ¿Cómo vas a convertirte en una persona así, una persona que ama a sus enemigos?

Oración: ¿Qué pagaré a Jehová por todos Sus beneficios para conmigo? Oh Señor perdónanos por querer ser más como el mundo, perdónanos por tratar de encajar, perdónanos por no estar satisfechos contigo… Oh Padre concédenos el querer y el hacer de entregar toda nuestra vida, mente y cuerpo a aprender y hacer tu voluntad para ser llamados hijos tuyos y ser hallados por ti como obreros aprobados que no tienen de que avergonzarse en tu presencia. Amén