El consejo que puede salvarnos

Publicado el 15 de octubre de 2024, 5:32

Yo os testifico hoy que soy inocente de la sangre de todos, pues no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.” Hechos 20:26-27

Hay enseñanzas que son tan cruciales para la salvación de una persona que Pablo dice que la sangre del pueblo de Dios podría estar en sus manos si él se hubiese rehusado a enseñarlas. Él llama a este conjunto de enseñanza “todo el consejo de Dios”. Estas verdades a las que Pablo se refería son tan transcendentales que son las que pueden guardar a las personas de perecer, las únicas verdades que de ser oídas, creídas y obedecidas pueden librar de la condenación eterna en el juicio final ¿Dónde encontramos esas verdades el día de hoy? Las encontramos en la Biblia, sólo de ella podemos destilar el consejo de Dios. Si perdemos las Escrituras o la autoridad de las mismas, perderemos la única verdad que puede librarnos de la destrucción eterna. Por tanto, la manera más segura de asegurar todo el consejo de Dios para las generaciones futuras, de modo que su sangre no esté en nuestras manos, es asegurar las Escrituras, y específicamente asegurarlas como algo que es verdadero en los corazones y las mentes de nuestros hijos.

Considerando lo dicho por Pablo en Hechos 20:26-27 es urgente que los que hemos creído nos esforcemos no por proporcionar argumentos que convenzan a los ateos eruditos de nuestros días, sino más bien en cómo hacemos conocer a aquellos que carecen de erudición y desconocen este consejo de Dios que puede salvarles de la condenación, pienso en aquellos que viven en lugares inhóspitos en donde no hay alfabeto pero también pienso en aquellos que están más cerca de nosotros, nuestros hijos ¿Cómo les damos a conocer todo el consejo de Dios de tal modo que si sus vidas terminan antes que las nuestras hayan conocido y creído lo suficiente del consejo de Dios como para ser salvos de la ira venidera y nosotros ser inocentes de la sangre de cada uno de ellos? ¿Cómo puedo transmitirles todo el consejo de Dios de una manera que no dependa de argumentos históricos y lógicos complicados tal vez para nosotros y mucho más para ellos? ¿cómo pueden tener una confianza bien fundada en las Escrituras, que contienen todo el consejo de Dios? A menos que ellos puedan tener una visión de la gloria del evangelio no podrán tener una convicción completa y efectiva de él, nuestros hijos necesitan ver la gloria singular de Dios en Su Palabra.

Para tal propósito Dios nos ha dado tres grandes analogías: la gloria de Dios manifestada en la creación tal como dice el Salmo 19:1 “Los cielos cuentan la gloria de Dios” y Romanos 1:20 “las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas”. También podemos ver Su gloria en Cristo, el Dios-Hombre “Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad” (Juan 1:14) Mucha vieron a Dios hecho hombre y no vieron a Dios. Y muchos hoy oyen la Palabra de Dios y no oyen a Dios. Teniendo ojos y oídos se pierden de ver y oír la gloria de Dios en Cristo y Su Palabra. Y Finalmente –la más importante-vemos Su gloria en el evangelio —la historia de cómo Dios vino a salvar a los pecadores— Pablo dice en 2 Corintios 4:4: “El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no vean la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Pablo está diciendo que la manera en que llegamos a saber que el evangelio, tal como está registrado en las Escrituras, es verdadero es al contemplar Su gloria. Es una gloria que brilla a través de toda la Escritura, pero más brillantemente en el evangelio del Hijo de Dios crucificado por el bien de los pecadores. Isaías dice “Desde la antigüedad nadie ha oído ni percibido, ningún ojo ha visto a un Dios fuera de ti, que actúe a favor de los que esperan en Él” (Isaías 64:4). Dios magnificó Su grandeza al descender a salvarnos. Él se engrandeció aún más al hacerse nuestro tesoro supremo, sin escatimar el enorme costo para sí mismo (Romanos 8:32) Su gloria llegó a su resplandor más grandioso en la persona y la obra de Jesucristo: muriendo y resucitando por Sus enemigos. Entonces, así como Dios confirma que el mundo es suyo al revelar Su gloria a través de él, y que Jesús es Su Hijo al revelar Su gloria a través de Él, y el evangelio es Su evangelio al revelar Su gloria a través de él… así mismo sabemos que las Escrituras contienen el consejo que puede salvarnos porque nos permiten ver la gloria de Dios.

Pero todos nosotros –incluyendo a nuestros hijos- tenemos un enorme problema: por naturaleza somos ciegos a la gloria de Dios, porque por naturaleza “amamos la oscuridad, dice Jesús” (Juan 3:19) Tenemos ojos, pero no vemos. Oídos, pero no oímos. Nuestra única esperanza de que podamos ver la gloria de Dios en las Escrituras y tener una confianza bien fundada en que es la palabra de Dios, es que Dios realice un milagro y nos quite la ceguera espiritual con la que hemos nacido. Y Pablo dice que Dios, hace eso “Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6) Sabes que Cristo es real, que el evangelio es real y  las Escrituras son verdaderas, porque Dios dice: “Sea la luz” cuando puedes ver la gloria singular y saber que no es obra del hombre: es Dios el que lo a hecho posible… ahora ¿Cómo puedo enseñar a mis hijos el Evangelio? ¿Qué sugerencias puedo tener en cuenta para que mis hijos puedan experimentar esto? Oh Señor que podamos ver acontecer el mismo milagro que el carcelero de Filipo pudo ver: que yo y mi casa podamos creer y ser salvos para gloria de tu Nombre. Amén

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Comentarios

Yesse
hace un día

Amén. Gloria al señor.

Shirley García
hace un día

Amén 🙏🙏🙏