El Señor dijo: “pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Los cristianos no pueden dejar de predicar ni evangelizar con sus vidas, más que tener un discurso apropiado, el vivir de un cristiano es una predica para todos los que le observan. Es como lo dijo Pablo los cristianos somos cartas expedidas por Dios para ser conocidas y leídas por todos los hombres (2 Corintios 3:2-3)… el evangelio es lo que vivimos a diario, eso es lo que somos y si no es así es una evidencia de que en realidad no somos cristianos. Si es cierto que estamos unidos a Cristo (como dijo Pablo con Él estoy crucificado) si somos pámpanos que están unidos a Él que es la vid verdadera (Juan 15:4-6) indefectiblemente habrán frutos que evidencien que somos Suyos y estamos en Él (Mateo 7:16-20) nuestras vidas serán entonces sal que preserva y todas las bienaventuranzas mencionadas por Cristo estarán en nosotros, esto no es algo que ocurra en unos si y en otros no, estas son marcas que identifican a un verdadero cristiano y es imposible que un cristiano pueda dejar de ser lo que Dios dice que es porque para ello ha nacido de nuevo y ha sido sellado con el Espíritu Santo.
Así las cosas, entonces un verdadero cristiano no puede dejar de ser distinto al resto del mundo, no puede hacer a un lado su esencia, y aún si llegase a intentarlo habrá como un fuego metido en sus huesos y aunque intente sufrirlo o ignorarlo no podrá (Jeremías 20:9). Desgraciadamente muchos son los que están estimulando a la Iglesia desde el pulpito a ser como el mundo para ganar el mundo apoyados en una mala contextualización de lo que Pablo dijo en 1 Corintios 9:20-22 y esto ha sido trágico para muchos porque cada vez es más visible aquello que fue dicho por C. H. Spurgeon “Llegará el tiempo en que, en lugar de pastores alimentando ovejas, la iglesia tendrá payasos entreteniendo cabras” suena fuerte pero es una realidad cruda que ha hecho y sigue haciendo mucho daño. Un creyente comparte su estilo de vida hasta el límite que Dios ha determinado en Su Palabra, nuestro llamado no es a encajar o caer bien a los que nos rodean, sino a honrar a Dios en toda nuestra manera de vivir (1 Pedro 5:15-17) que alguien que se reconoce a sí mismo como cristiano sea capaz de identificarse con las acciones y estilo de vida pecaminoso de aquel que no ha creído al punto de adoptarlo como un estilo de vida propio y deleitarse en ello eso es tener comunión con el mundo y las tinieblas (2 Corintios 6:14). Si en verdad amamos a las personas nos negaremos a ser igual a los que no han creído, si en verdad deseamos ser la sal que preserve de la destrucción a quienes amamos debemos entender que es necesario que exista una diferencia visible entre el que sirve a Dios y el que no le sirve (Malaquías 3:18).
Somos esencialmente distintos, el cristianismo no tiene sentido sin el Señorío de Cristo en nuestras vidas. Un cristianismo meramente profesante o aparente, es como sal que no sirve para salar y por tanto sin capacidad de preservar (aunque se llame sal, no sirve para nada) Un cristianismo que no busca la gloria de Dios en todo lo que hace es un ritualismo vacío en el que es más que visible que Cristo no es quien reina, no es Cristo quien vive en esa vida, Su palabra no es la que dirige y gobierna por completo. Entonces ¿Para qué auditorios repletos de gente que se llama a sí mismo sal de la tierra, pero que no sirve para salar? ¿De qué sirven los grandes congresos, seminarios, campañas evangelísticas si los cristianos que salen de ahí no tienen frutos en su vida que testifiquen que en verdad son de Cristo y están en Cristo? Si no viven primeramente para buscar el Reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33) Esta clase de cristianismo dice Cristo no sirve más para nada, sino que el juicio de Dios viene sobre los que practican tal cosa.
Oración: Oh gran Dios Altísimo cuán grandes e inescrutables son Tus pensamientos, Tus obras Oh Señor todas ellas perfectas y llenas de sabiduría, la alabanza y la exaltación a Ti te pertenecen porque todo lo que has deseado lo has hecho y es maravillosa toda Tu obra. Es maravilloso que, nos hallas hecho objeto de tu gracia a nosotros que fuimos contados como lo vil y menospreciado, lo necio e insignificante, dice Tu Palabra que Tú nos has rescatado de las tinieblas para que con nuestra manera de vivir anunciemos las virtudes de Aquel que nos llamó a la luz admirable. Perdónanos oh Señor por vivir para tener añadiduras y no para buscar tu Reino y tu justicia, trae convicción de pecado y arrepentimiento, Tu que eres el Labrador límpianos por amor de ti mismo para que llevemos más fruto, guárdanos de ser pámpanos que no llevan fruto. Concédenos Tu gracia para ser aquella sal de calidad que en todo tiempo, entorno y circunstancia mantiene su sabor y función antiséptica de preservación, oh Señor no permitas que nos engañemos a nosotros mismos y seamos semejantes a aquellos que tienen toda la apariencia de ser sal y sus vidas son inútiles para librar a otros de la destrucción eterna porque viven para ellos mismos y no para tu gloria, que no seamos gente que sirve solo para recibir tu juicio. Amén
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